Pratdip es un municipio de 700 habitantes situado al sudeste de la sierra pre litoral de Llaberia, un paraje de exuberante naturaleza en estado puro, con diversas rutas a pie, en bicicleta o BTT para disfrutar de un paisaje incompable. Pratdip permite además adentrarse en la leyenda mágica de los de vampiros autóctonos, los dips, o disfrutar del golf a tan sólo unos pocos kilómetros de la playa nudista del Torn, en Vandellòs  i l’Hospitalet de l’Infant  y de otras apreciadas playas de la Costa Dorada como la playa Cristal de Mont-roig del Camp, o las playas de Cambrils o Salou.

Dónde estamos:

• Municipio: Pratdip
• Habitantes: 700 (2013)
• Coordenadas:

- Latitud: 41.0509272 (41º 3' 3.34" N)
- Longitud: 0.8713863000000401 (0º 52' 16.99" E)

• Fiestas locales:

- 18 de julio, Santa Marina
- 8 de septiembre

•  Productos típicos: Aceite extra virgen de la DOP Siurana

Los Dips

Los dips representan una de las leyendas más fascinantes y misteriosas de Cataluña, que han dado nombre al municipio de Pratdip (prat –prado- de dips) e incluso están representados en el escudo municipal.

Se cuenta que eran perros lobo negros y vampiros que mataban los rebaños y chupaban la sangre de los animales. En alguna ocasión se dejaban ver con sus ojos brillantes y enfurecidos y atemorizaban a los lugareños.

Esta historia inspiró al escritor catalán Joan Perucho para escribir las “Històries naturals”, donde un vampiro (Onofre de Dip) habitaba en el castillo de Pratdip.

Hoy estos perros vampiros son animales más inofensivos, que forman parte de la “Ruta de los dips”. Se puede seguir por los lugares más emblemáticos del pueblo de manera que además de disfrutar de estos rincones singulares el visitante deberá descubrir dónde se esconden los dips.

La historia de los dips y de otras leyendas de montaña se pueden conocer en el centro de interpretación de Pratdip, donde se ubica también la oficina de turismo y se puede obtener información de la Sierra de Llaberia.

Qué visitar en Pratdip

Pratdip es un pueblo con reminiscencias medievales por su estructura de calles estrechas y empinadas hasta llegar al castillo, en el punto más alto y que caracteriza la imagen del pueblo. Cabe destacar la iglesia de la Natividad de Santa María y el santuario de Santa Marina, a escasos 4 kilómetros de la población. Siguiendo la "Ruta de los dips", en un agradable paseo, descubriremos:

El castillo: estuvo habitado hasta el siglo XVII y en 1846 quedo gravemente afectado por un fuerte terremoto. Fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional en 1985 y en una de las actuaciones de restauración se encontraron restos de un enterramiento del Neolítico. Su situación en la parte más elevada del municipio permite unas vistas excepcionales del entorno de Pratdip.

La iglesia: de origen románico, cuenta con una bóveda de estructura gótica y alberga el retablo renacentista de 1602 de la ermita de Santa Marina, de donde fue rescatado durante la Guerra Civil.  En el muro sur del edificio está empotrada la lápida de Jacobus de Carcasona, de 1328, que recuerda que Pratdip perteneció a las más importantes casas nobles catalanas como los Castellvell, los Subirats-Sant Martí, Entença, Prades, Cardona y Medinaceli. Al rodear la iglesia  hay que pasar por una de las calles más estrechas de Cataluña, ya que en un extremo hay que pasar de lado.

Torres de defensa: torre del Capet y Ca la Torre. Se trata de dos torres de defensa que formaban parte de la muralla, que se fechan entre el siglo XIII y XIV. La del Capet tienen 16 metros de altura y conserva el portal de entrada de la muralla al pueblo y unas puertecillas laterales elevadas. Durante un tiempo hizo funciones de prisión así que también se la conoce como “la cárcel”. Ca la Torre tiene algo más de 14 metros de altura y actualmente es de propiedad particular.

Arcadas de Cal Sisa: restos de la antigua muralla que han quedado integrados en las casas del municipio y que hoy conforman un pasadizo urbano en el que aún se pueden ver las piedras originales de la construcción, que no se conoce si tiene origen árabe o medieval.

Lavaderos: su emplazamiento actual en la entrada del pueblo no era el original, ya que se ubicaba donde hoy está la cooperativa. Aún se utiliza ocasionalmente.

Santa Marina: a 4 kilómetros de Pratdip por la T-311 en dirección a Vandellòs y Tivissa se encuentra el santuario o ermita de Santa Marina, que además del templo cuenta con diversos edificios (como la casa de los ermitaños, la casa de la fuente o el antiguo balneario) y fuentes con gran fama por la calidad de las aguas y los poderes curativos que se le otorgan (especialmente para el hígado, la hiel y el estómago). El Santuario tenía un retablo renacentista, que actualmente está en la iglesia de Pratdip, y otro barroco de 1730 que fue destruido durante la Guerra Civil. Desde la recuperación de la democracia se ha realizado un importante esfuerzo de recuperación del espacio, que ha conseguido devolver al santuario el aspecto que tenía en el momento de máximo esplendor en el siglo XVIII. Así en 2002 se instaló un nuevo retablo que reproduce la vida de Santa Marina y se realizaron pinturas murales en el interior. Antiguamente, en la fiesta de Santa Marina, el 18 de julio, se celebraba una gran fiesta a la que acudían muchas personas jóvenes que participaban del “Ball del Marxant” para encontrar pareja.

Naturaleza en estado puro

Pratdip es la puerta de acceso a la Sierra de Llaberia desde las playas de la Costa Dorada. Este territorio, por su estructura abrupta y escarpada, es una zona relativamente desconocida y ha preservado sus valores naturales. Presenta una geología singular de riscos inaccesibles en la que encuentran su hábitat ideal águilas o la tortuga mediterránea.  La Sierra de Llaberia cuenta además con más de 120 fuentes naturales inventariadas, la mayoría de ellas recuperadas por el Consorcio del mismo nombre.

La orografía de la zona permite practicar la escalada y hacer magníficas excursiones a pie o en BTT con diferentes niveles de dificultad (de baja a media o media-alta) y disfrutar de unas vistas magníficas sobre la Costa Dorada desde cualquier punto elevado.

La singularidad de la zona la hace cada año escenario imprescindible del RallyRacc Catalunya-Costa Dorada, prueba puntuable del Campeonato Mundial de Rallyes.

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